domingo, 29 de enero de 2006

España no es eterna


La trascendencia que está alcanzando la reforma del estatuto catalán no debería haber sido tal si los trámites y las reuniones secretas no hubieran pactado, por una lado, la rendición de España ante las minorías parlamentarias para satisfacer el odio de los nacionalistas radicales, y por otro, el rompimiento de la solidaridad económica entre las comunidades autónomas españolas o, mejor dicho, el robo descarado de lo que le corresponde a la mayoría de España para dárselo a Cataluña y el País Vasco. No sabemos a cambio de qué apoyos secretos y pactos conspiradores.

La alta traición que el PP está cometiendo al desvincularse y criticar dichos pactos, a los cuales no ha sido invitado para que el reparto fuese bastante mejor entre unos cuantos políticos que se dicen electos democráticamente, está provocando el ofuscamiento de los dirigentes y portavoces del PSOE, del superpartito catalán y de algunos faranduleros que aprovechan el tirón para vender y sacar tajada (véase Rubianes). Al propio Partido Socialista, por lo que se ve, sólo le importa el proyecto común español, aquel en el que todos contribuyen al mejoramiento de Cataluña y el País Vasco, porque al parecer la nota más significativa de España y su sentimiento patrio es éste. No les importa el poder, sólo al Partido Popular y todos los españoles que defienden la unidad de España, la mitad y un poco más.

Quien dice España, dice PSOE y quien dice PSOE, dice España, porque un Mariano Rajoy que se parece más a Tejero que a Rajoy no puede ser jamás presidente del gobierno, ni un partido que está dividido en su seno, a saber, Piqué contra el resto, no da la talla de unidad que España y su proyecto común necesitan. La infinita claridad y transparencia del PSOE, la unidad de sus miembros, su calma, su coherencia política, su sosiego conciliador y su todo, es lo que realmente hace a España ser ella misma. He ahí al Partido de los partidos definitivamente liberador.

Pero, en el fondo, los que defienden España "al-modo-no-socialista", no están reclamando una España eterna, una España como ente imperturbable frente al intento de derribo de los separatistas. En el fondo, que los algunos catalanes quieran irse de España nos importa un bledo. En el fondo, que un insensato en el poder como el señor Rodríguez Zapatero se otorgue a sí mismo el estandarte de las libertades haciendo alarde de una bufonería que alcanza esferas internacionales nos trae sin cuidado, aunque nos dé vergüenza. Pero, los españoles que luchan por la unidad de España, lo hacen porque sienten a España como suya y cualquier español y cualquier persona con un poco de seso, rechaza contundentemente que le roben en su cara y en su propia casa. España es herencia de los que nos precedieron y nos la entregaron como mejor supieron. Por eso se puede y se debe defender ante los que quieren aprovecharse de ella y de nosotros como parte de ella.

España no es eterna, porque no siempre fue España, pero es nuestra España y eso basta para no permitir que los separatistas catalanes desgajen a fuerza de financiaciones injustas lo que nos pertenece a todos por nuestro trabajo y sudor, y por el esfuerzo de nuestros padres. España no es eterna, lo dicho. Pero nuestro sentimiento de pertenencia como españoles, sí. Y eso nos basta.

martes, 24 de enero de 2006

CONSUMATUS EST

El histórico odio visceral de la izquierda hacia todo lo español ha encontrado por fin, en Zapatero y en sus lametintas y analfabetos de corbata cara, el anhelado logro de su autoafirmación antidemocrática y caciquil. La ley de lo mío es mío y lo tuyo de los dos, encuentra en el latrocinio del estatuto catalán su expresión más triste y verdadera, sobre todo, para lo que antaño significó España, y para los que, en el presente, la han tomado como herencia y proyecto de futuro.

Un futuro, que quedará para los cuentos de lo posible aunque de lo improbable, ha pasado del realismo propio de cualquier nación como manifestación de su propia salud a un proceso irreversible de desarraigo y falto de identidad a fuerza de engañifas, buenas palabras y muecas inciertas. Un proceso irreversible de descomposición basado en la negación de lo evidente y en llamar a cada cosa por su contrario.

El engaño ha sido consumado por si alguien pensaba lo contrario, porque si se alzaban clamores contra el homicio alevoso de España, ahí se encontraba el imperio de don Jesús, de Polanco, para meter el miedo en el cuerpo a los españoles que creían que iba a ser la derecha española la que iba a disgregar, romper y destruir la unidad de España para otorgarla como albricia de un nuevo régimen a manos privadas y cómplices.

Y el PSOE ganó su glamourosa partida en las campañas de imagen, pero cayó en la trampa del victimismo sempiterno de las minorías nacionalistas que nunca quedan saciadas, porque ser los pobrecillos siempre les ha ido bastante bien. Seguro que en el acuerdo sin taquígrafos y a luz de la luna, al volado las promesas de financiación que, como siempre, favorecen, ante todo, a la unidad de España y a todos los españoles por igual. Si no fuera porque tendría que aprender catalán, me iría a ocupar aquella tierra, que por lo que se ve, es la tierra que mana leche y miel que aún ni los judíos han encontrado.

Y "consumatus est", como dijo Jesús, porque todo se ha cumplido y a nosotros nos ha tocado sufrirlo y donarlo como herencia a las generaciones que nos sucedan. ¿Con qué moneda nos pagarán?

sábado, 21 de enero de 2006

España en marcha


"España en marcha", más actual que nunca, escrito en 1955 por Gabriel Celaya y editado en Cantos Iberos, salpica verso a verso cada presente de esta España que nos ha tocado vivir, disfrutar y sufrir. Si el Gobierno tuviera en cuenta al poeta, tendrían marcado el rumbo a seguir, perdido hace tiempo. Qué es España, quiénes son los españoles y qué han de hacer para seguir siendo dignos de esta tierra que se nos ha regalado. Ahí va:

"Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.

Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.

Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.

Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.

De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.

¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.

No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.

Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.

Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.

Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.

No quiero justificarte
como haría un leguleyo,
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.

España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo."

Gabriel Celaya (1955), aunque bien pudiera haber sido escrito en el 2006.

viernes, 20 de enero de 2006

Decandencia y locura


El frenesí socialista está provocando que el futuro de España se juegue en negro y a oscuras, tanto para los que observan y esperan como para los que van de mano. Porque ya nada es lo que parece y nada es lo que se dice ser.
Las llamadas a la calma por parte del Gobierno han dado paso al descrédito absoluto de la demagogia bobalicona y a la falta de palabra impropia de un gobierno democrático y apoyado por casi la mitad de una nación. Incluso esa mitad se está sintiendo enormemente traicionada, porque pusieron su confianza en personas con una obsesión incurable, el afán de poder y la consecuación del éxito como sea.
Las mismas negociaciones del estatuto catalán suponen la demostración de la decadencia de un Gobierno que nada hace por mejorar la situación española, sino favorecer a los nacionalistas-separatistas y castigar a los demócratas españoles y a todos los que defienden España con la Constitución en la mano.
Los que voceaban que España no se merecía un Gobierno que mintiera, está llevando a cabo negociaciones antidemocráticas, con nocturnidad y favorecedoras de la minoría más minoritaria y antiespañola. Y los catalanes separatistas están donde están y se creen con el absoluto conjunto de todos los derechos porque el Gobierno se ha empeñado en joder y poner la mano para llenarse el bolsillo el máximo tiempo posible.
La calidad política del Gobierno no está ni a la altura de las naciones más recientes y la gestión gubernamental, desde cultura hasta economía, está convirtiendo España en cualquier cosa menos en España. ¿Cómo puede permitir el Gobierno español el homicidio lingüistico contra la lengua oficial, a saber, el español, que se está produciendo en Cataluña por parte de unos analfabetos con poder? Porque no hay nada peor que un iletrado con poder. Pero, además, estos, tienen muy mala leche y persiguen la destrucción de España para quedarse con el botin de la colonia.
¿A qué viene la desmesurada pleitesía del Gobierno Español con respecto a la minoría catalana? ¿A qué viene tanto acojonamiento y tanto agachar la cabeza ante individuo como Rovira o Puigcercós? ¿Cómo se ha podido permitir el robo del Archivo de Guerra Civil de Salamanca? ¿Cómo tiene la ministra Calvo la desfachatez de musitar que se ha hecho justicia por fin? Pero, ¿esto qué es?

domingo, 15 de enero de 2006

La esquizofrenia de Zapatero


Dice el diccionario de la RAE sobre la esquizofrenia: (Del gr. scizein, escindir, y frhn, inteligencia).
1. f. Med. Grupo de enfermedades mentales correspondientes a la antigua demencia precoz, que se declaran hacia la pubertad y se caracterizan por una disociación específica de las funciones psíquicas, que conduce, en los casos graves, a una demencia incurable.
Acudiendo a la biblia del léxico español, sólo se puede calificar la política y el desgobierno del Ejecutivo de Zapatero como de esquizofrénica. La "cobardía sin límites" de la que habla Rajoy, no llega a definir la situacíón en toda su amplitud ni verdad. LLegados a este punto, la actitud del Presidente del Gobierno con respecto a los violentos no se puede calificar mediante términos racionales, sino más bien, desde los problemas de la psique humana.
José Luis Rodríguez Zapatero advierte que no hay que cumplir "a raja tabla" la ley de partidos, seguramente porque los pobrecillos batasunos están al borde de la desesperación al no poder presentarse en las urnas ni poder llevar a cabo su cruzada en defensa de la libertad, sólo la de ellos. La que también defiende el Presidente de todos los españoles.
La gravedad de la situación queda manifiesta en que ahora son estos batasunos los que alaban y glorifican la política de Zapatero, en vez del conjunto de todos los españoles, porque éste defiende "el derecho de reunión, la participación y la organización política" en palabras del portavoz batasuno Joseba Permach.
De modo que, ante la mejor ley antiterrorista de la democracia, el Presidente prefiere apoyar y respetar a los que se constituyen en el brazo político de los violentos, haciendo manifiesto alarde de dejación de las víctimas, sus familiares y la búsqueda incansable de los derechos y de la libertad de los ciudadanos. Con todo, no dejan de salir voces en contra de los siguen denunciando la ausencia de tal libertad, por ejemplo, la señora Vicepresidenta del Gobierno, la Tere para los amigos, que acusa a Rajoy de "entorpecer, dividir y descalificar". Pero, ¿entorpecer el qué? ¿el pacto silencioso del Gobierno Español con Batasuna al margen de los partidos? ¿la búsqueda de la gloria individual a costa de todos los españoles victimas del terror?
Si Batasuna es ilegal, sus reuniones son ilegales y no hay otra cuestión ni más discurso. Todo lo que se diga está de más. Porque si los jueces determinaron esta ilegalidad en su momento y los informes policiales así lo atestiguan, ¿a qué viene hablar del derecho de reunión? ¿Dónde se deja pues el derecho a la vida de las víctimas? ¿Dónde queda el derecho a ser libres de los ciudadanos vascos y españoles? Si esto no es una actitud esquizofrénica que venga Dios y lo vea, porque ya no existen argumentos para defender razonablemente la permanencia de Zapatero en el Gobierno ni su tenaz defensa de lo vasco y lo catalán por encima de la Nación española y de los cuarenta y pico millones de españoles.
Ahora, los votantes del PP, del PSOE y de todas las agrupaciones políticas no nacionalistas tendrán, creo, la oportunidad de hacer cuentas y ver con qué personaje nos hemos encontrado en el Gobierno y quién es este individuo que nos manda y desgobierna, este que confunde democracia con un régimen dictatorial de color de rosa para sus amigos y que confunde libertad con sumisión. Hasta Josu Jon Imaz se ha contagiado de la locura del Gobierno Español profiriendo que "no hay que obstaculizar el tránsito a la democracia de Batasuna". Habría que hacerles ver a éstos que ya más de mil no se podrán reunir jamás para alzar el puño y defender lo que creen oportuno, a saber sus vidas, y que miles de personas, hoy en el País Vasco, no pueden reunirse porque los matan. Se puede decir más alto, no más claro. Y si siguen sin enterarse el diagnóstico es contundente: esquizofrenia incurable, porque, como dicen, la locura no tiene cura.

martes, 10 de enero de 2006

Normalidad democrática

En estos días, el ínclito José Bono, ha calificado el cese del Teniente General Mena Aguado de un "acto de normalidad democrática".
Primero, fue un acto porque de ello se hicieron eco todos los pánfilos medios de comunicación españoles, sobre todo, los televisivos, e intentaron transmitir el malestar público por las declaraciones de Mena. Pero más que acto resultó ser una espectáculo grotesco, incluido coche oficial, al estilo del famoso "no a la guerra" de la farádula española, a saber, los progres de verdad.
Segundo, que lo que se dice normalidad, no se ha dado demasiado viendo el masivo revuelo que ha provocado el ya famoso acto del Ministro de Defensa Español. ¿A qué llama este señor normalidad? ¿A que es normal el cese de un alto cargo de las Fuerzas Armadas por realizar unas declaraciones sin tener derecho a hacerlas? Parece ser que, mientras Carod Rovira habla de España como colonia económica de Cataluña y de la prohibición de facto del español como lengua oficial, porque está en su derecho, Mena no tiene derecho a hablar como portavoz de sí mismo y como portavoz del sentir del Ejército Español. ¿Consecuencias?, arresto, cese y seguro que la mitad de su pensión.
Tercero, a la normalidad se le añade aquello de democrático. Y si una persona, sea quien sea, opina y alerta sobre los peligros de destrucción de un concepto que se asienta en la base de la convivencia como es la nación, y su ley más soberana, la Constitución, es castigado por ello, entonces ¿con qué descaro habla Bono de normalidad democrática? ¿Es el CAC, pues, un acto de normalidad democrática?
Así pues, la normalidad democrática consiste en cesar a un señor que lo que ha hecho como ciudadano-militar, pero al fin y al cabo como ciudadano español, es defender la Constitución Española nada más y nada menos que citando sus artículos, ejes de la soberanía popular y base de la nación, tuviera que rendir obedicencia o no con su silencio al gobierno de turno por pertenecer al ejército. La cosa se pone fea para la democracia que tanto nos costó alcanzar.

domingo, 8 de enero de 2006

El valor de Mena



La bomba mediática que han supuesto las declaraciones del teniente general del Ejército Español, Mena Aguado, no hace más que corroborar la intentona del Gobierno de Zapatero de minar la libertad de expresión y la defensa de la democracia. Con estas banderas, manías ya de tanto uso, el imperio mediático afín al Gobierno, así como la importancia dada a las declaraciones de los dirigentes de ERC, CIU, IU y el portavoz del PSOE, pretenden hacernos comulgar con ruedas de molino y condenar al militar Mena a la pena más grande.

Pero el teniente general Mena Aguado del Ejército Español no ha hecho más que defender la nación española y la Constitución que la sostiene, aun a riesgo de obviar su carrera militar y su reputación, sin contar con la pensión de la que no se ha hablado pero, me huele a mí, que quedará bien mermada como castigo de la osadía y la defensa de España, patrones fundamentales del Ejército.

Arrestar y destituir a un señor que lo que ha hecho es alertar contra los peligros de la aprobación del estatuto catalán en los términos en los que ahora se plantean y de las posibles consecuencias que se derivan de ello, no es más que la muestra de la inaudita incapacidad de un Gobierno que no sabe dónde tiene los pies ni hacia dónde quiere dirigir su voluntad, la incapacidad de un Gobierno que quiere sacar tajada de cualquier acontecimiento para que quede patente su capacidad de reacción y para que sus incondicionales salgan de nuevo con el no a la guerra de marras, más hipócrita que nunca.

El general Mena ha demostrado que no todo es risa y talante, a sabiendas de las consecuencias para él. Ha demostrado que el estatuto no es tan bueno para España como dice el Gobierno. Ha demostrado que España es mucho más que los políticos que creen tener la soberanía popular en el bolsillo y que pueden hacer con ella lo que les venga en gana. Ha puesto sobre la mesa las consecuencias reales de la disgregación de España como nación y ha advertido de cuál es la misión del Ejército Español, defender la Constitución y la soberanía de España, aquí y donde sea. Pero, sobre todo, nos ha hecho caer en la cuenta de modo patente, de que no vivimos en una democracia, que no poseemos esa libertad de expresión que usa el Gobierno y sus socios para acallar la voz en defensa de una libertad con mayúsculas y que lo único que pretenden es sacar tajada, ni más ni menos. Aparte de la ambición de Bono por alcanzar el trono de la Moncloa.

El valor demostrado por el teniente general Mena Aguado debería de convertirse en fermento de la libertad para todos los españoles que no hemos aprendido a soportar lo insoportable y que buscamos y defendemos esa libertad, ante todo.

jueves, 5 de enero de 2006

Policías en los Institutos

La nueva estrategia para reducir el consumo de drogas, especialmente el cannabis, supone colocar más agentes de polícia en las inmediaciones de los centros escolares, para que, dice el ministro Alonso, tales centros escolares sirvan para lo que fueron hechos, para aprender y no para que sean escuelas de iniciación a la droga.
Pero el problema de la droga dentro de los centros escolares lleva bastantes años coleteando, y lejos de reducirse, va en considerable aumento, aun con el esfuerzo de padres y profesores por erradicar esta lacra. Y esta lacra es el horizonte de futuro al que aspiran muchos de los jóvenes que habitan las aulas españolas.
Verder droga a pequeña escala supone un medio económico de fácil acceso, a la vez que siempre se tiene un canutito a mano y los colegas, esto lo agradecen. Anunciar a bombo y platillo que va a haber más vigilancia no es de las medidas más eficaces para erradicar la venta escolar, más cuando en las localidades pequeñas, donde la venta y consumo de drogas se hace más notorio. La carencia de efectivos policiales y de la Guardia Civil en la mayoría de estas localidades hace más complicada la tarea de atender tal medida, proveniente del Gobierno, y carente de toda aplicación efectiva.
El cambio de la ley antidroga y la ley del menor deberían ser medidas a tener en cuenta más que una acción que en poco repercutirá en el descenso del consumo de drogas, porque rincones no hay, pero escondrijos para fumar hachis y venderlo haberlos haylos, y a puñados.