martes, 19 de diciembre de 2006

La Religión ha muerto. Viva el laicismo

De nuevo hemos de hablar de la situación de la religión en España. El ataque frontal y destructivo contra la religión no es propia de un Estado que se define como democrático. Si la directora de un centro público andaluz tiene el "valor" de destruir un belén realizado por sus alumnos, sólo muestra cuál es el conjunto de las consignas del Gobierno. Consignas que se han convertido en el derecho de unos pocos frente a la libertad de la mayoría -aunque también se niegue-.

La imposición de una ideología basada en la ignorancia, en el racismo y en la sola ambición de poder nos demuestra definitivamente que el gobierno de Zapatero no está dispuesto a aceptar a España como un Estado aconfesional que debiera respetar todas las opciones religiosas, privadas y públicas, sino que pretende imponer la mejor opción religiosa, el laicismo. Y se manifiesta su bondad moral frente a la religión, hasta el punto de manipular la realidad histórica y presente para que dicha tesis encofre su propia y ambicosa ignorancia, la de todo el gobierno de Zapatero.

Las últimas actuaciones del Ministerio de Educación y Ciencia con respecto a la religión son el paradigma de la tal imposición y ambición de poder. Se ha reducido la carga horaria de la Asignatura de Religión en la ESO para meter, seguramente, la Educación para la Ciudadanía, y ahorrarse el único dinero ajeno que le duele gastar a la Administración pública. Todo sin previo aviso y sin consenso, es decir, impuesto porque sí. Además, la última aportación al "avance" que supone la LOE, ha sido la nueva estructura del Bachillerato (más arte y menos historia), donde la religión no queda reducida, sino que desaparace absolutamente. Sin previo aviso y sin consenso, es decir, impuesto porque sí.

Ya no se trata aquí de creeo o no creer. No se trata de compartir los presupuestos religiosos o no. No se trata de aceptar la importancia de la religión en la cultura o no, ni siquiera de aceptar la aportación de la religión en la enseñanza o no. Estos son temas que deberán ser discutidos cuando el derecho de los ciudadanos sea respetado, porque de lo que se trata realmente es que el Gobierno está imponiendo su propia ideología y que está destruyendo la libertad de los padres, de los alumnos y de los profesores, los cuales se quedarán literalmente sin trabajo. -Pero el paro, si es por la religión, está bien y es bueno ("Manual de Consignas del Gobierno").

Lo peor de todo es que se empieza por la religión y se termina por todos y cada uno de los ámbitos de la vida pública y privada, hasta que se alcance el estado de control e imposición que pretende, ya descaradamente, el Gobierno de Zapatero. Menester es que todos nos pongamos mano a la obra para que la situación de España cambie, podamos seguir siendo libres y no hagamos real la pretensión de la muerte de la religión para que viva el laicismo.

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Hace un año: Todo empieza en Perpignan (10 de diciembre de 2005)
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jueves, 7 de diciembre de 2006

Ahora más que nunca, SÍ a la Religión

El Ministerio de Educación y Ciencia por voz de su titular Mercedes Cabrera, ha confirmado, ¡oh sorpresa!, que la Asignatura de Religión será voluntaria. La novedad no tiene parangón, sobre todo, cuando esta voluntariedad viene dada desde la primera LOGSE (Ley Orgánica 1/1990 de 3 de octubre -Título V, disposición adicional tercera-) y en los sucesivos Reales Decretos que han ido concretando el estatuto actual de la Asignatura (Real Decreto 2438/1994 de 16 de diciembre). La indecencia y la mala fe del Ministerio de Educación y del Gobierno de Zapatero queda patente cuando lo sabido se enuncia como nuevo y la verdadera novedad se oculta para que no cree la alarma social que provocaría el ir con el rostro descuerbierto, cosa poco probable si hablamos de la transparecia socialista.

La realidad es bien distinta a como la quieren presentar los profetas de lo correcto. La Asignatura de Religión siempre ha sido voluntaria para los alumnos, pero es mejor hacer creer a los indoctos que la Religión ha sido obligatoria hasta anteayer, a decir la verdad sin justificar la impuesta obligatoriedad de la Educación para la Ciudadanía. Si se hace creer que la Religión ha sido obligatoria hasta el curso 2006/2007, entonces la justificación de la nueva asignatura del Gobierno como obligatoria en todos los niveles será mucho más fácil y menos onerosa. Vaya si son listos estos chicos del Gobierno.

Y la confusión alcanza límites no conocidos cuando el propio Ministerio expone la solución para la ingente masa de alumnos que no eligen la Religión, mucho más importante y madura (se supone según la tesis laicista) que los indoctos y pobres alumnos que sí la eligen. Quien no elija Religión "Confesional", podrá optar por una "Historia de las Religiones" libre de toda carga religiosa, como si los alumnos estuviesen deseando conocer las religiones y el origen de su cultura pero sin que los curas le "coman el coco". ¿Quién impartirá esta asignatura? ¿Se podrá optar por ella en todos los niveles educativos? No se dice nada.

Pero la verdadera novedad viene dada por el hecho de que esos alumnos que no optan ni por la "Confesional" ni por la libre de carga "curil", no tendrán Alternativa y recibirán una "adecuada atención educativa". Cosa loable si no fuese porque dicha "atención" no consta regulada en ningún sitio, y mucho me temo que consistirá en que cada alumno se quede en su casita que es donde mejor se está, tal como manifestó el Secretario General de Educación, Alejandro Tiana hace poco.

El ninguneo de los millones de padres que optan por la Religión (ninguneo de la Constitución Española) y de sus hijos, viene dado por el reciente informe sobre las bondades del laicismo frente a los abusos bárbaros de las religiones. Ahí está la madre del cordero, porque el tal informe ha removido los impulsos de aversión a la religión y ha envalentonado a los garantes de la educación y la politica contra todo lo que pueda oler a religión, -religión católica por supuesto-. El Gobierno de Zapatero manifiesta ya abiertamente su carácter totalitario y despótico al inculcar la maldad de la religión pero de un modo correctísimo, porque los derechos fundamentales de los ciudadanos se están destruyendo de modo inmisericorde.

Y ya no se trata de una cuestión de creyentes o ateos, sino de la creación de un nuevo régimen sin opciones y sin libertad, un nuevo régimen donde la moral se impone desde las esferas del poder enunciando qué es bueno y qué no lo es, dependiendo del beneficio para el propio Gobierno y su ideal social de control personal. La sociedad está más amenzada que nunca, y ello incluye a la Religión, a los creyentes y a los no creyentes. Por eso, ahora más que nunca, por la libertad, hay que dar un sí a la Religión.

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Hace un año en el Gorrión: La lógica del Tiempo (7 de diciembre de 2005)

sábado, 2 de diciembre de 2006

Obsesión laica como ideología buena

El primer signo de que la obsesión laica contra la religión es anticonstitucional, antidemocrática, dictatorial y racista, es la instauración de la ideología propia del gobierno en el seno de la escuela pública. Su alarmante y expeditivo modus operandi sería respetable si no proviniese de los conceptos ideológicos que forman las siglas del partido que gobierna. Este gobierno deviene dictatorial cuando, en vez de garantizar y respetar la opción social de los ciudadanos a los que se debe, impone sus propios conceptos ideológicos retóricamente y burdamente barnizados de bien ético.
La obsesión laica es antidemocrática en cuanto que es capaz de definir lo que es bueno y lo que es malo desde su óptica conceptual sin dar pie a la opción pública de los ciudadanos. Así, la libertad queda reducida al ámbito de lo privado y sus derechos fundamentales convertidos en una pantomima constitucional propia, cómo no, de los estados totalitarios. Nadie habla aquí de la instauración del catolicismo, sino de todo lo contrario, de la convivencia armoniosa de todas y cada una de las opciones religiosas, políticas y sociales. Ésto es lo que debería defender cualquier gobierno electo tenga las siglas que tenga. Por eso, el Gobierno que gobierna no es democrático.
Perseguir la supuesta inmadurez intelectual que provoca la religión en la escuela no es más que el signo evidente de una ignorancia institucional que no busca la paz, sino el odio y la división. Y todo, porque la obsesión laica contra la religión sólo es plausible desde la destrucción de las opciones contrarias a sí misma, nunca desde la tolerancia y la convivencia, por mucho que nos quieran vender la moto.
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Hace un año en El Gorrión:
La defensa del español (29 de noviembre de 2005)
Paremos al cadena del odio (1 de diciembre de 2005)