No hay posibilidad de objeción. Ya lo ha dicho Teresa Fernández de la Vega, la rotunda. No hay posibilidad de objeción ante la Educación para la Ciudadanía. ¿Base objetiva? Dado que la nueva asignatura forma parte de una ley, y las leyes se hacen para todos, y la ley obliga a todos los españoles, se da la imposibilidad de cualquier objeción de conciencia frente a la ley. Pero ¿es que se cree que los españoles somos gilis?
El asunto tiene su cosa. Objetar es un derecho como ciudadanos. Y la objeción no sólo existe para los casos en los que conviene que se objete. Existe para perseguir el bien de los ciudadanos frente al poder omnisciente del Estado, cuando el Estado se cree con ese poder y cuando lo ejerce, como es el caso. La objeción no es un instrumento que exista para alcanzar el propio interés político, porque objetan los ciudadanos cuando lo creen oportuno y creen que se vulnera sus derechos, no cuando el Gobierno dice que sí o que no a la idoneidad de una objeción generalizada.
Y digo que el asunto tiene su cosa, porque doña Teresa Fernández de la Vega ha manifestado (amenazado - advertido) que quien no curse esta asignatura no obtendrá el título de graduado. A eso se le llama defender la libertad, enhorabuena doña Teresa, enhorabuena. A esto es a lo que llaman gobierno de progreso. Y esta es la defensa que se hace de una asignatura que, se supone, versará sobre cuáles son los ejes del ciudadanos del futuro, ¿el miedo, la coacción, la pleitesia al Estado? Porque lo que se dice dar ejemplo...
Doña Teresa Fernández de la Vega, versada ella en las artes de la indecencia -perdón, docencia-, ha demostrado ante los micrófonos que el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero no está dispuesto a admitir el disenso, la opinión divergente, las propuestas alternativas, las voces discordantes, la legítima discrepancia... no está dispuesto, en definitiva, a respetar lo que piensen los españoles. Lo único que respeta el Gobierno de Rodríguez Zapatero es el pensamiento único que él mismo propone, que él mismo cree bueno, que él mismo otorga y que él mismo está dispuesto a imponer. Cueste lo que cueste.
Y si la democracia española pudiera parecerse más a una dictadura que a una democracia, la propaganda, la manipulación, la tergiversación de la realidad y la clasificación antidemocrática de los disidentes haría ver a los doctos ciudadanos que no existe tal dictadura. Curiosamente lo que ocurre hoy y lo que ha ocurrido en todas las dictaduras, cercanas y lejanas, tanto en el tiempo como en el espacio. Qué casualidad.
Progreso, libertad, futuro, respeto, pluralidad serían lo contrario de lo que el Gobierno de la dictadura dice ser. Pero eso es una lección que los alumnos españoles no podrán aprender, a no ser que hagamos algo.
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2 comentarios:
Vale. Cuando cojan a todos los progres que objetaron al Servicio Militar y les obliguen a cumplir la Ley que no cumplieron.
Recominedo a Teresa Fernández de la Vega, leerse el Art. 27. 3 de la Constitución Española, para que deje de decir sandeces, deje de violar los Derechos Fundamentales que a los padres reconoce nuestra Norma Suprema, de elegir la formación religiosa y moral para sus hijos que sea conforma a sus propias convincionesy recordarle, que para los poderes públicos, garantizar este derecho es UN DEBER!!!!
Saludos
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