sábado, 14 de octubre de 2006

Eliminar la asignatura de religión

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Nada tranquilizantes parecen las útimas declaraciones de la Ministra de Educación con respecto a la situación final de la asignatura de religión, cosa bastante sospechosa teniendo en cuenta que aún no han sido aprobados los decretos por los que la LOE será concretada en las diferentes comunidades autónomas, ni han comenzado las conversaciones entre las diferentes asociaciones, organismos interesados, sindicatos y el gobierno para sacar las conclusiones de las propuestas finales para la formulación de dichos decretos. El simple hecho de que el Ministerio y la Conferencia Episcopal hagan público unos primeros contactos con respecto a la asignatura no habla bien ni del futuro ni de las formas del diálogo, ¿dónde están los demás colectivos interesados? ¿No da la impresión de que se está tomando la asignatura de religión como moneda de cambio para otros intereses que nada tienen que ver con la educación?

La Ministra Cabrera ha declarado que la asignatura será evaluable pero no computable en caso de optar a becas, cosa harto injusta conociendo los contenidos de algunas de las asignaturas que inundan los horarios de alumnos y profesores,como se dice, para rellenar y para justificar algunos sueldos. Además, no ha tenido reparo en declarar omniscientemente, que la asignatura no poseerá una alternativa. Y Aparentemente esta realidad podría parecer justa, pero la solución para los alumnos que no escogen religión no lo es, tendrán hora libre. Una injusticia y discriminación para los alumnos que escogen la religión y una injusticia para los alumnos que escogen alternativa pues la administración no es capaz de dar una respuesta educativa a una hora lectiva que, además por ley, ha de ser de clase y nunca hora libre.

Todo esto nos lleva a concluir diferentes consecuencias:

Primero, los alumnos no pueden tener diferentes horas lectivas durante la semana (por ley), y los alumnos de alternativa no pueden tener una o dos horas menos a la semana de clase, ni los de religión una o dos más , aunque en la práctica se lleve a cabo desde hace años. Además de la contradicción de leyes en las que se cae, curiosamente aprobadas por el mismo Gobierno.

Segundo, esto no hace más que obviar los acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede del año 1979, con lo que de nuevo se cae en la ilegalidad, porque dichos acuerdos tienen rango de "internacional" y además no son derogables por la acción concreta de un gobierno. Hay que notar, por otro lado, que el año 1979 no es el año 1975, y que la Constitución Española ya estaba vigente. Los acuerdos, por tanto, no son preconstitucionales como muchos se empeñan en mantener, sino todo lo contrario.

Tercero, la desaparición de la alternativa sólo se comprende desde la perspectiva del Gobierno de alcanzar la desaparición de la religión. ¿Quién elegirá religión pudiendo elegir hora libre sin calificar? Los chavales pueden ser santos y aún más sus padres, pero no son tontos y el esfuerzo no es uno de los fuertes de este sistema educativo.

Cuarto, en todo este proceso se está olvidando a los principales actores de la función, los profesores y los padres y alumnos que eligen la asignatura de religión, pese a todo. Y todo porque no interesa de un modo u otro que los profesores se independicen de las decisiones del Ordinario y porque la realidad del 80% de los padres de alumnos españoles (los que eligen religión) son una fuerza demasiado peligrosa e influyente como para pedirles su opinión de un modo formal.

Hay muchísimas cosas que se podrían poner en la palestra de la religión y el falso progresismo, pero no me voy a expandir. Dejaré los argumentos por los que la desaparición de la religión en la escuela pública supone un atraso y una pérdida de la calidad de la educación, un paso atrás en el desarrollo de nuestra sociedad y el olvido de la historia que nos ha precedido y de los pilares sobre los que se asienta nuestra cultura y en definitiva, nuestra forma de ser. Pero esta lucha no ha hecho más que empezar. Lo que no nos deberíamos dejar de preguntar es, ¿a qué responde realmente y qué intenciones se esconden bajo las acciones de unos para eliminar la religión de la escuela y otros para su mantenimiento casi audaz? De la respuesta a esta cuestión debería depender en su totalidad la decisión final sobre el futuro de la asignatura de religión en la escuela pública. Allá cada uno con la suya.

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HACE UN AÑO EN EL GORRIÓN:

Los profesores... de religión (15 de octubre de 2005)

1 comentarios:

Jesús Sanz Rioja dijo...

Bueno, el socialismo no ha cambiado. Sería tonto sorprenderse de que el escorpión pique. Por el momento estamos en la batalla jurídica.