martes, 27 de marzo de 2007

El Gobierno otorga, Ibarretxe desafía y ETA gana

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Es difícil pensar que pueda suceder un acontecimiento que supere lo ocurrido en todos los días de ayer de nuestra historia más reciente. Era difícil pensar que se pudiera superar la liberación de De Juana, pero acaeció la absolución de Otegui. Creíamos que esto era la panacea de la desfachatez y de la dictadura solapada de Zapatero y sus avales nacionalistas, pero Ibarretxe nos ha demostrado, con esa cara de déspota esquizofrénico, que él, como Lehendakari, está por encima del bien y del mal que supone la justicia, por encima de las leyes que obligan a todos los españoles, por encima de la división de poderes tan necesaria y demostrativa de los países democráticos, por encima de las víctimas de su propio pueblo. Ha demostrado, en definitiva, no que está a merced de los terroristas y asesinos de ETA, sino que está con ellos. Sí, está con ellos.

Zapatero tampoco está a merced de los asesinos. Todo lo contrario. La propia psicopatía del Gobierno le ha hecho entender y comprender las reivindicaciones de los asesinos y se ha empeñado en defenderlas, aunque ello conlleve la desaparición del estado de derecho, la libertad y España. Cualquiera que analice los discursos, no sólo de Zapatero, sino de todo su Gabinete, cae en la cuenta del ninguneo de las víctimas, de la manipulación del poder judicial, de la ocultación y tergiversación de las informaciones, de los resultados tácitos de los contubernios con los asesinos, de la defensa a ultranza de los violentos, de la justificación de sus actos, de la impunidad de sus violaciones, de la manipulación mediática, del ataque constante al Partido Popular y a la masa social que no comparte la idea de un proceso de paz en tales términos.

Si el Gobierno quisiera salir del agujero en el que se ha metido, la actitud sería otra bien distinta. Si estuviera a merced de los asesinos pero no quisiera estarlo, intentaría ir saliendo contando con la imprescindible ayuda del Partido Popular y de todos los partidos demócratas, primero, reconociendo la onerosidad y, segundo resarciéndose de la misma. Reconociendo el terrible error de haber buscado la paz por el peor de los caminos y pidiendo ayuda a los que se la están ofreciendo, el partido de la oposición y la inmensa mayoría de españoles. Éste es el único camino para que el Gobierno recupere la autoridad que debe tener como gobierno. Pero el problema más grave es que se encuentra a gusto estando bajo la tutela de los asesinos y llevando a cabo todos los pasos acordados en los acuerdos del proceso de paz.

Ya no podemos hablar de simples concesiones a los terroristas, deleznables en cualquier democracia, sino que, no sabemos exactamente porqué, la alianza con ETA-Batasuna y los nacionalistas, al tiempo que se degrada la pluralidad democrática y la defensa de las libertades, responde a una situación de negación absoluta de todos los compromisos del Gobierno de España para con el pueblo que le ha elegido y, aún más, con los que no le han elegido.

Ibarretxe declara ante un juez que seguirá hablando con ETA- Batasuna (¿de qué?), los violentos batasunos agreden a los demócratas del Foro de Ermua en la puerta de los juzgados, los agresores son liberados por la propia policía y las víctimas tomadas como las provocadoras de los actos violentos... y mientras el Gobierno de España otorga, no porque los asesinos los tengan a su merced, sino porque Zapatero está donde quiere estar y donde le gusta estar, con quien se encuentra a gusto. Con los asesinos. Ya lo ha demostrado con creces. Claro, son la izquierda.

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