No hay otra explicación. ¿Cómo puede seguir el PSOE conquistando las mentes, los corazones y los votos de los que depositan cada llamamiento electoral la papeleta de la rosa? Cierto, no hay otra explicación, porque el común de los ciudadanos ha renunciado a preguntarse por aquello que exceda el ámbito doméstico y la inseguridad de su propio barrio, de los canis de la esquina que se hartan de fumar porros y del vecino que por no aparcar bien su coche, lo hace en la acera impidiendo el paso seguro de la abuela o de la madre con el carrito del niño.
Lo de los porros tiene gracia, porque ayer mismo, mientras el aún alcalde de Sevilla ofrecía a los asistentes la carnaza que para los ciudadanos de verdad (los votantes del PSOE) es el Partido Popular, mientras voceaba, para éxtasis de los allí reunidos, las excelencias de la marcha de Irak y mientras pintaba una Sevilla de la Capital más capital de los mundos más felices y idílicos, en la propia esquina del parque, un grupo de diez o doce jóvenes humeaban los pitillos de polen, como dando el visto bueno a la política del PSOE en su barrio. - Yo fui testigo, fue bochornoso.- Los asistentes miraban fuera de sí hacía Irak, al malvado PP, a la maravilla de una Sevilla sumida en el caos y en el abandono, una Sevilla sin espacio por tanto carril bici y paupérrima por los mangazos de las facturas falsas que todos pagamos y que sólo ellos cobran.
La cosa está clara. Los malos son los que alzan la voz ante la injusticia y la traición, los crispadores del todo o nada, del con nosotros o el contra nosotros. Y el común del pueblo, los que cobran menos y pagan más, siguen sin caer en la cuenta o no se quieren dar cuenta de que el partido al que votan les está robando por toda la cara, les está engañando usando las consignas de antaño que ya nada tienen que ver con el verdadero chiringuito montado por el PSOE en España y especialmente en lugares como Andalucía o Extremadura, dígase Sevilla.
Y como un tomate cualquiera, a la gente le fascina el ataque, la descalificación y el vocerío, las tres propuestas electorales del PSOE para estas municipales. Si las promesas para el futuro son buenas o malas, ciertas o falsas es lo de menos. Eso no suele convencer a aquellos que no saben ni son conscientes de lo que tienen que perder y, sobre todo, de lo que pueden ganar. Ya lo dice el refranero, ojos que no ven corazón que no sienten, y los voto para los buenos, los del pueblo, los que han traído los derechos y la riqueza a España, los del PSOE, los mejores. Claro, ¿cómo es posible que pueda gobernar la ultraderecha, el PP? Es antidemocrático. Así nos va.
Lo de los porros tiene gracia, porque ayer mismo, mientras el aún alcalde de Sevilla ofrecía a los asistentes la carnaza que para los ciudadanos de verdad (los votantes del PSOE) es el Partido Popular, mientras voceaba, para éxtasis de los allí reunidos, las excelencias de la marcha de Irak y mientras pintaba una Sevilla de la Capital más capital de los mundos más felices y idílicos, en la propia esquina del parque, un grupo de diez o doce jóvenes humeaban los pitillos de polen, como dando el visto bueno a la política del PSOE en su barrio. - Yo fui testigo, fue bochornoso.- Los asistentes miraban fuera de sí hacía Irak, al malvado PP, a la maravilla de una Sevilla sumida en el caos y en el abandono, una Sevilla sin espacio por tanto carril bici y paupérrima por los mangazos de las facturas falsas que todos pagamos y que sólo ellos cobran.
La cosa está clara. Los malos son los que alzan la voz ante la injusticia y la traición, los crispadores del todo o nada, del con nosotros o el contra nosotros. Y el común del pueblo, los que cobran menos y pagan más, siguen sin caer en la cuenta o no se quieren dar cuenta de que el partido al que votan les está robando por toda la cara, les está engañando usando las consignas de antaño que ya nada tienen que ver con el verdadero chiringuito montado por el PSOE en España y especialmente en lugares como Andalucía o Extremadura, dígase Sevilla.
Y como un tomate cualquiera, a la gente le fascina el ataque, la descalificación y el vocerío, las tres propuestas electorales del PSOE para estas municipales. Si las promesas para el futuro son buenas o malas, ciertas o falsas es lo de menos. Eso no suele convencer a aquellos que no saben ni son conscientes de lo que tienen que perder y, sobre todo, de lo que pueden ganar. Ya lo dice el refranero, ojos que no ven corazón que no sienten, y los voto para los buenos, los del pueblo, los que han traído los derechos y la riqueza a España, los del PSOE, los mejores. Claro, ¿cómo es posible que pueda gobernar la ultraderecha, el PP? Es antidemocrático. Así nos va.
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