Nadie puede negar que, desde no hace muchos años, estamos asistiendo a un cambio de mentalidad social en todos los aspectos de nuestra vida, un nuevo modus vivendi provocado desde las altas instancias, y no como algo espontáneo surgido de las bases sociales.
Algunos ya comienzan a llamar a este fenómeno "segunda transición", como si esos que la propugnan estuviesen llamados a marcar un antes y un después en la vida política y social de esta España tan moderna. O eso es lo que se quieren creer, que su existencia se antoja indispensable para que el pueblo español disfrute de las nuevas bondades que ellos mismos ofrecen.
Lo que hay de fondo en este nuevo estado de las cosas, es la negación rotunda de una Transición, la primera y única que nosotros conocimos y de la que aún disfrutamos. Porque llamar segunda transición a lo que acontece hoy en España no es más que justificar un cambio de régimen no espontáneo, sino impuesto. Los interesados intentan hacer ver al común de los españoles, que ese nuevo estado de las cosas es un movimiento irreversible que procede del mismo pueblo, cuando resulta todo lo contrario, un cambio de régimen por y para una casta de dirigientes a los que sólo les interesa prevalecer al tiempo y a la justicia.
El gobierno de Zapatero, con la inestimable ayuda de los nacionalismos separatistas, está provocando una situación de caos que hace a España irreconocible incluso desde sus entrañas, una situación de destrucción moral e histórica que se ofrece como necesaria y buena a la vez, de ahí su victoria el 9 de marzo, sustituyendo la crisis provocada por el más español y positivo de los conceptos con respecto a nuestra historia reciente, la "transición", hoy, la segunda transición, o de cómo crear un nuevo régimen con la complicidad cazurra de la mayoría de los españoles.
Algunos ya comienzan a llamar a este fenómeno "segunda transición", como si esos que la propugnan estuviesen llamados a marcar un antes y un después en la vida política y social de esta España tan moderna. O eso es lo que se quieren creer, que su existencia se antoja indispensable para que el pueblo español disfrute de las nuevas bondades que ellos mismos ofrecen.
Lo que hay de fondo en este nuevo estado de las cosas, es la negación rotunda de una Transición, la primera y única que nosotros conocimos y de la que aún disfrutamos. Porque llamar segunda transición a lo que acontece hoy en España no es más que justificar un cambio de régimen no espontáneo, sino impuesto. Los interesados intentan hacer ver al común de los españoles, que ese nuevo estado de las cosas es un movimiento irreversible que procede del mismo pueblo, cuando resulta todo lo contrario, un cambio de régimen por y para una casta de dirigientes a los que sólo les interesa prevalecer al tiempo y a la justicia.
El gobierno de Zapatero, con la inestimable ayuda de los nacionalismos separatistas, está provocando una situación de caos que hace a España irreconocible incluso desde sus entrañas, una situación de destrucción moral e histórica que se ofrece como necesaria y buena a la vez, de ahí su victoria el 9 de marzo, sustituyendo la crisis provocada por el más español y positivo de los conceptos con respecto a nuestra historia reciente, la "transición", hoy, la segunda transición, o de cómo crear un nuevo régimen con la complicidad cazurra de la mayoría de los españoles.
5 comentarios:
Pues sinceramente Fede a mí lo que me parece es que están forzando una nueva guerra civil.
Saludos
Creo recordar que el término "segunda trancisión" fue acuñado por JOSÉ Mª Aznar, a la sazón aspirante a presidente del gobierno. Lo hizo para justificar lo que, en su opinión, debería ser la transformación necesaria del estado español. En este enlace http://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=165551 tienes la referencia bibliográfica.
Ahora lo que entendía Aznar por transición no lo se. Pero a juzgar por los resultados consistiría en la privatización de las empresas públicas y el ascenso de los "neocons" españoles a los principales cargos públicos y privados.
Si Zapatero quiere encabezar una segunda transición, ya podemos echarnos a temblar.
Yo critico la segunda transición, la diga quien la diga. Cualquier segunda transición es impuesta y nunca consensuada por quien debe hacerlo, el conjunto de los ciuddanos.
Cada vez estoy más cerca de los postulados de García Trevijano.Veo necesario un cambio de régimen donde por fin se consagre libertad e igualdad de los españoles:la República Constitucional.
El PP mimetizándose en un PSOE (II).Aunque sin su panoplia propagandística, y con un electorado en absoluto bizcochable...desastre total.
Y si el Rey, para posicionarse y salir en la foto de la futura Expaña, dice lo que dice de Rodríguez Zapatero.Es para echarse a temblar.
Muy bueno el blog Fede.
Saludos
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