sábado, 22 de julio de 2006

La memoria dogmática de Zapatero

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El Gobierno socialista se ha empeñado en hacernos creer que la religión pertenece al ámbito de lo privado. Nada más distante de la realidad. Una religión que carece de dimensión social, constituyente de la misma, no se le puede llamar religión, más bien, sentimiento o impulso meramente emocional, los cuales, no son merecedores de ninguna subvención ni aportación económica procedentes de las arcas del Estado. La cuestión es sencilla. Pero la cosa se complica cuando algo que pertenece al ámbito de lo privado como es la memoria, se pretende erigir como un elemento de los nuevos pilares de un régimen que nunca existió, y que están metiendo a todos los españoles como si el camello tuviese que pasar a la fuerza por el ojo de la aguja de los recuerdos de cada uno, lo que ha vivido y lo que le han contado sus más y queridos allegados.

El Gobierno socialista, y compañía, quiere hacer de la memoria histórica un uso sectario y partidista, imponiendo una única visión, un único modo de recordar, una única verdad, es decir, una memoria dogmática. Y esta memoria dogmática consiste, por ejemplo, en considerar la Segunda República como un período de libertad, de bienestar y de salud democrática.

A los setenta años del comienzo de la Guerra Civil, los programas televisivos que hacen gala de un conocimiento exhaustivo del conflicto mediante multitud de imágenes e insignes expertos, casualmente todos del mismo palo, no dejan de emitir juicios trasnochados y tergiversados de una realidad que ya hoy muy pocos han conocido y vivido, guiados más por un ardor moribundo propio del victimismo, que por el análisis objetivo y empático con la época contada. Véase TVE y cadenas adyacentes.

Esta memoria dogmática que se empeña en contar las verdades a medias, ha producido una alianza real del Gobieno con partidos de dudoso ideario democrático, al mismo que provoca el acercamiento eficaz a otros estados manifiestamente antidemocráticos, cuya imagen corporativa está encabezada por Evo Morales recién llegado de una "peoná" en las plantaciones de coca para levantar al pueblo con su sudor y su ira contra el opresor capitalista. Véanse los lamparones en el jersey a rayas multicolor del tal Evo.

Un autor recuperado recientemente y al gusto de los nuevos tiempos que nos toca vivir, deja de manifiesto que la persona es lo que es con su circunstancia, lo que ha vivido y cómo se va configurando en su vivir cotidiano. Esto que parece hoy de perogrullo, resulta que no es verdadero para la memoria dogmática, porque esta tesis derrumba aquella verdad impuesta por los intereses de la oficial memoria histórico-dogmática.

Si la Segunda República fue un período de libertad democrática, ¿cuál es la razón por la que su convulsión política y social desemboca en la Guerra Civil? Para la memoria dogmática la razón es tan simple como vacua. Los fascistas no podían soportar la libertad de la que disfrutaba España por aquel entonces, por lo que se armaron y organizaron para derrocar el poder legítimo de la República. A pocos puede convencer tal explicación de una guerra, pero es la versión oficial de la memoria dogmática, posmoderna y falta de sentido común.

Zapatero y su ilusión histórica no hace más que despertar la división y el odio, las antiguas rencillas fratricidas, la mirada del pasado descuidando el presente y el futuro del pueblo que dice gobernar, los falsos tópicos de una religión católica como empresa del poder y de la manipulación, el intento de derrocar una monarquía parlamentaria que se dieron los españoles en 1978 cuando fue el propio Zapatero quien juró su cargo en presencia del rey, y de nungún otro. Lo que demuestra claramente que tenía la intención de pasarse, desde el principio, por el forro todo lo que significase España y los españoles.

Y ahora, la LOE emerge del Parlamento -sin atender al Senado-, como el mejor instrumento a largo plazo para imponer la memoria dogmática que haga a los pobres alumnos de este sistema educativo desconocer una realidad e historia objetivas que le hagan decidir por sí mismos. Todos los niveles educativos, desde primaria hasta el fin de la secundaria, insertan objetivos, contenidos y criterios de evaluación que faltan a la verdad y condenan a los nuevos españoles a la más absoluta ignorancia histórica, imponiendo un pensamiento único acorde a la ideología de la izquierda más radical.

Descalificar al Partido Popular y aliarse con partidos fuera de la legalidad para mantenerse en el poder usando una máquina mediática exceletemente engrasada, es la estretegia que no falla ante los que no saben ni qué es la izquierda ni qué la derecha ni el centro. Porque el respeto a cada tendencia e ideología política ha de primar en la convivencia diaria de los españoles, y no se puede imponer una memoria soslayando aquella no conveniente para ciertos intereses teñidos de justicia y llenos de un ansia de ganar la guerra perdida por los abuelos.

La memoria es de cada uno. La memoria es lo que ha sido contado y lo que ha sido vivido, y ni el intento de crear un único individuo social que pierda su identidad en favor de la masa y el estado, ni el camino hacia una tercera república emprendido por el Gobierno socialista y los nazionalistas, podrán quitar a cada español esa memoria tan personal y tan íntima que es su propia historia.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Dices: "Si la Segunda República fue un período de libertad democrática, ¿cuál es la razón por la que su convulsión política y social desemboca en la Guerra Civil?"
No es verdad, no es su "convulsión..." lo que desemboca en la Guerra Civil: es el golpe de estado de julio de 1936.