
Pero el problema de la droga dentro de los centros escolares lleva bastantes años coleteando, y lejos de reducirse, va en considerable aumento, aun con el esfuerzo de padres y profesores por erradicar esta lacra. Y esta lacra es el horizonte de futuro al que aspiran muchos de los jóvenes que habitan las aulas españolas.
Verder droga a pequeña escala supone un medio económico de fácil acceso, a la vez que siempre se tiene un canutito a mano y los colegas, esto lo agradecen. Anunciar a bombo y platillo que va a haber más vigilancia no es de las medidas más eficaces para erradicar la venta escolar, más cuando en las localidades pequeñas, donde la venta y consumo de drogas se hace más notorio. La carencia de efectivos policiales y de la Guardia Civil en la mayoría de estas localidades hace más complicada la tarea de atender tal medida, proveniente del Gobierno, y carente de toda aplicación efectiva.
El cambio de la ley antidroga y la ley del menor deberían ser medidas a tener en cuenta más que una acción que en poco repercutirá en el descenso del consumo de drogas, porque rincones no hay, pero escondrijos para fumar hachis y venderlo haberlos haylos, y a puñados.
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