miércoles, 7 de diciembre de 2005

La lógica del tiempo

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Nuestro Presidente, el que han elegido unos pocos, se ha apuntado el tanto de que ETA no asesina a nadie desde hace dos años, vaya casualidad. Con siete bombas estalladas el día que la Constitución Española cumple 27 años, el señor Rodríguez dice, con esa mueca incierta tan suya, que hay que tener una prudente esperanza con respecto al fin de la banda armada. Por lo que se ve, ahora se nos ha metido también a pitoniso y se atreve a vaticinar el destino último y lisonjero de los violentos, a saber, el abandono de las armas y la renuncia a la violencia. Pues la vía de solución, me parece, se está convirtiendo en una aporía irreversible de la que ni el mismo Zapatero sabe ya cómo salir.

La "lógica del tiempo", tal y como él mismo la llama, no consiste más que en la consecuencia única y palmaria de su gobierno, porque en esta legislatura ocurrirán "cosas importantes". ¿Con qué nueva nos deleitará en lo sucesivo? ¿Y qué son esas cosas importantes? Supongo que se refiere a que los funcionarios tendrán diez días de baja maternal, un gran logro, sobre todo, cuando sólo es una medida para una porción de la población activa, quizás, la menos activa (por aquello del tópico).

Su discurso de la lógica del tiempo sigue su camino haciendo hincapié en la paz del País Vasco, no como promesa ni como deseo, sino como realidad patente y cierta. Pero ¿De qué sirve hablar de paz cuando la libertad en el País Vasco literalmente no existe? Si no que se lo digan a los miles de vascos que se sienten, ante todo, españoles.

Que el señor López Garrido manifieste que ETA comete ahora atentados menos graves es una puerta hacia la esperanza, supondrá él, porque los atentados pretenden cultivar el miedo y amenazar, de modo que si no se llevan a alguien por delante no será por su inaudita bondad, o ¿es que lo que quiere decir el señor Diego López es que la menor gravedad de los atentados tiene que ver con la eficaz política antiterrorista del Gobierno? A lo mejor hasta se lo cree.

La irresponsabilidad política del Gobierno con respecto a ETA, tal y como manifiesta el Foro de Ermua, supone el posicionamiento fundamental de un mandato perdido en el tiempo y fuera de toda coherencia y compromiso político. El señor Zapatero no sólo está insultando a todos los que no comparten su ideal paradisiaco, sino a todos los que confiaron en la gestión del Partido Socialista el 14 de marzo de 2004. Porque no se ha cambiado el rumbo, sino que no hay tal rumbo, que ya es difícil.

Mientras, todos los que defienden la Constitución Española son tachados de fachas y antidemocráticos, por no decir antitodo. Además, se les permite a los cachorros de ERC desgajar hoja a hoja la Carta Magna con el beneplácito del partido cuyo fin último es defenderla a capa y espada si fuere menester. Se concede el beneficio de la minoría a los que, siendo españoles, prohiben su uso, al tiempo que prohiben también a su propia policía, bajo pena de multa, la que vela por el cumplimiento de los derechos, escuchar la cadena COPE. No vaya a ser que salgan ranas y se acostumbren a pensar como personas libres.

En fin, el mundo al revés, como diría aquel, no es más que el mundo que nos ha tocado aguantar con un chaval que jugaba a ser Presidentre del Gobierno de España y que aprovechó muy bien el momento. Pero esperemos que la lógica del tiempo, que él mismo se ha inventado -muestra de su originalidad-, se vuelva contra su amo y le dé un mordisco que le despierte de su sueño. El tiempo deja a cada uno en su sitio. Menos mal que nos quedan los refranes.

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