domingo, 12 de noviembre de 2006

Causas y soluciones de la violencia escolar

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El sentimiento pos-posmoderno de los mayores de esta sociedad perdida dentro de sí misma ha provocado, entre otras muchas cosas, una inversión de lo valores clásicos. Incluso, para muchos, hablar de valores se les antoja un resquicio del pasado que es menester suprimir del lenguaje. Y es en el lenguaje donde esa inversión de valores se hace más patente, especialmente, en la corrupción ligüística, llamando a las cosas por su contrario y haciendo un uso abusivo del eufemismo como herramienta de poder.


La alarma social que está creando la mal llamada violencia escolar no es más que la muestra de la falta de referentes éticos que tan bien definen a nuestra avanzada ciudadanía. Los motivos más claros son, por un lado, la pérdida de autoridad del profesor y, por otro, la ausencia de medidas disuasorias frente a los actos de indisciplina o de conducta gravemente perjudicial. Existen más, pero fundamentalmente, la regresión del papel del profesor y del equipo directivo hacia una especie de burocracia del entretenimiento institucionalizado a la que pretenden llamar labor docente, y la supresión de su arma más eficaz, el castigo, han llevado a la vida de los centros educativos hasta los límites de la guardería adolescente, donde lo importante es esa especie de engendro progre de la maduración integral entendida no como educación integral, sino como una creación de mano de obra barata fácilmente manipulable y con todos los cursos aprobados para satisfacción de las estadísticas gubernamentales.

La necesidad de la autoridad y de la disciplina a muchos le suena a un tiempo pasado no muy lejano, pero la elección de otros modos de ser dentro de la escuela han dado resultados nefastos, uno de ellos la impunidad frente a actos de violencia que no son más que el reflejo de la propia vida cotidiana en la calle y en la "familia-pegada-todo-el-día-al-televisor" y de la comedura de coco del derecho a todos los derechos y la negación del deber de respetar el derecho del otro.


Y ¿Quién tiene la culpa de todo esto? Los padres, por supuesto, porque han creído que el Estado, y su LOGSE, es el único sujeto de la educación. Los profesores, porque se han creído su burocratización y han tirado la toalla. La televisión, que ha hecho de un problema de siempre, lo único de lo que merece la pena hacerse cargo en los noticiarios (entreteniciarios). Y, sobre todo, el Gobierno presente, el anterior y el más anterior, unos por gastar demasiadas energías en crear borregos votantes con título y otro por una dejación casi insultante que ha dejado el campo abierto a la mayor tropelía de nuestro tiempo.


Y ¿Cuál es la solución? Primero cambiar de cabo a rabo los presupuestos que fundan la LOE. Segundo dejar hacer a los docentes que son los que realmente conocen la situación concreta de cada centro y cada joven. Tercero, la desaparición del papel de los inspectores tal y como hoy se dan, cumplidores férreos de las órdenes de los consejeros de educación. Cuarto, eliminar la impunidad que supone la violencia dentro de las escuelas y tratarla como un ámbito más de la vida social, sin privilegios, es decir, cambiar la ley del menor y tratar a los violentos como violentos y no como jóvenes descarriados que aún no han aprendido a ser adultos. Si consiguiéramanos tan sólo una cada cuatro años, en mucho menos tiempo, se verían los cambios, pero como dicen muchos de los alumnos que conozco, "maestro, es que no hay ganas".
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Hace un año en EL Gorrión:

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ES UNA GOZADA LEERTE SIEMPRE.
PORQUE NOS HACES ENTENDER LA REALIDAD QUE VIVIMOS HOY, DE UNA MANERA CLARISIMA.

MARIBEL.

El Gorrión dijo...

Gracias Maribel. Para mí sí que es una gozada poder cantar esta realidad que tanto nos afecta y que, a veces, no somos capaces de percibir del todo. Un abrazo.