domingo, 13 de noviembre de 2005

¿Qué supone la manifestación contra la LOE?

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Lo acontecido ayer en las calles de Madrid no ha de ser tenido en cuenta como un acontecimiento más, o como el simple uso de la libertad de expresión o asociación.

Esta manifestación no puede ser comparada con una reivindicación más, respetando el valor de toda reivindicación frente a una injusticia, sino que ha de ser vista como el mayor rechazo de la sociedad española a un proyecto de ley desde que España es una democracia.

La trascendencia de lo ocurrido en Madrid y la espectación de toda España demuestra que la sociedad española sabe lo que quiere, sabe adónde va, sabe qué no le gusta, sabe qué le conviene. Aún cuando se busque el bien por necesidad y se cometan errores colectivos, el grueso de la masa social rectifica cuando lo cree oportuno y no duda en hacerlo, tal y como demostró ayer.

Aunque las cadenas de televisión que se encargan del adoctrinamiento diario obviasen tamaño acontecimiento y cifraran la asistencia en un cuarto de los asistentes reales, el Gobierno y todos los que prefieren mirar para otro lado, deben reconocer y escuchar todo lo que se dijo, todo lo que se exigió. Y se exigió porque los que se manifestaron pagan con su trabajo el sueldo de los que no son capaces de dialogar ni llegar a un consenso con respecto a la educación de nuestros hijos.

Lo de ayer no fue baladí, y ahora en el Congreso, cualquier debate sobre los artículos de la LOE ha de tener como horizonte de discusión el rechazo y la voz de España, y digo España porque los que allí estuvieron no representaban a la Iglesia o al Partido Popular, sino que se dio una confluencia de idealogías, de pensamientos y de direcciones, aparentemente contrapuestas, unidas para alcanzar un mismo fin, a saber, hacerle ver a los responsables del Gobierno y a los titulares de la cartera de Educación que su mejunge contra el fracaso escolar propicia lo contrario, que su idea de igualdad no es la misma que posee el pueblo español. Deben tenerlo presente cuando revisen cada artículo.

La afirmación de la soberanía popular queda de manifiesto en su adhesión a las ideas de la Iglesia también, porque las peticiones de ésta no consisten en la prolongación de los privilegios de antaño, sino que pretenden la promoción de la persona y la consecución de la libertad. Y nadie puede decir lo contrario.

La autosuficiencia del Gobierno al creer que con su acción política y social, el pueblo queda suficientemente tutelado ha obtenido una respuesta palmaria como grito unánime -¡NO QUEREMOS QUE NOS TUTELEN!, ya somos mayorcitos -. Y las más de mil enmiendas pendientes hablan por sí solas. Y ya no estamos de acuerdo con la máxima del "todo vale". Pues no, no todo vale, y más cuando nos quieren vender un producto propagandístico como la LOE sin calidad y a muy alto precio.

Si este Gobierno debate la LOE en el Congreso sin contar con los gritos de la manifestación de ayer y manteniendo la postura de que la ley de educación es la mejor de las leyes posibles, no se merecen seguir gobernando un país que ha puesto las cartas sobre la mesa y ha dicho un NO rotundo, oído en toda Europa, pero no el la Moncloa, porque lo que está en juego es nuestro futuro, ni más ni menos.


1 comentarios:

El Gorrión dijo...

Gracias por tus palabras Melville. En la red y en la calle haciéndonos notar como ciudadanos que saben lo que quieren y cómo lo quieren.

Es curioso ver hoy cómo manipulan los datos y hacen mofa de la protesta de un gran número de ciudadanos, me atrevería a decir, más de media España. Ahora hace falta que el Gobierno se dé cuenta de lo que tiene entre manos y que no todos somos hijos legítimos de la LOGSE. Un saludo. Fede