El programa electoral del PSOE ha mantenido desde el primer momento la coherencia con las palabras de Zapatero cuando dijo aquello de "el poder no me va a cambiar". Y, ciertamente, el poder no le ha cambiado, porque el plan político del Partido Socialista era muy claro desde mucho antes de ganar las elecciones de 2004 de la forma en que todos los españoles saben.
"El poder no me va a cambiar" supone la excusa non petita de la artimaña del talante, el diálogo y la alegría de Zapatero, un presidente bufón que ha llevado a España a los límites de la sorna internacional, mucho más que en el Tratado de Utrecht, donde España, definitivamente, dejó de ser lo que era, aunque la comparación entre Felipe V y ZP sea exacerbadamente desmesurada.
Decía la verdad Zapatero, porque el poder no le ha cambiado. Más, nada le ha cambiado. Ni las manifestaciones, ni la oposición, ni los datos. Y es que, Zapatero, y sus lapas, han mantenido la idea de crear un estado que controlase todos los aspectos en los que pudiera intervenir un gobierno.
Establecer un programa económico basado en la inacción y en el intervencionismo cuando las condiciones de libertad económica podían perjudicar la propia gestión gubernamental o los intereses de sus "asesores". ¿Resultado? Una crisis económica que el gobierno niega, en la que muchos ciudadanos dependen de la dotación económica estatal. Así, Zapatero se convierte en el presidente dadivoso por antonomasia, otorgándose el merito del desempleo, las pensiones y las subvenciones de todo color.
Manejar la educación alevosamente hacia una dirección única donde sólo han cabido las voces afines, inhabilitando a los formandos españoles para un futuro con futuro. Hacer desaparecer a España del panorama internacional porque, desde siempre, le gustaron las repúblicas bananeras y las civilizaciones que no gustan de alianzas. Favorecer las minorías, ya fueran separatistas, nacionalistas, colectivos gays, colectivos pro-aborto, colectivos feministas, titiriteros, faranduleros y toda suerte de grupos que dicen defender la libertad y los derechos, olvidando al resto, a la inmensa mayoría de los españoles. Establecer una nación repleta de medidas sociales mediate reales decretos pero sin los proyectos para su puesta en marcha, leyes de "la no sé qué" que lo único que han servido ha sido para despilfarrar el dinero de todos los españoles. Asegurarse su as en la manga, contaminando la justicia española y proporcionando altavoces informativos a amigos, secuaces, socios y bienhechores.
Zp, decía la verdad, el poder no le ha cambiado, demostrando que no está a la altura de una nación como España ni a la altura de la dignidad de los españoles. Porque diciendo la verdad ha mentido, y, aunque en su mundo semántico, la mentira sea verdad, estas cosas se pagan caro, sobre todo, si comparando la verdad con la alegría y el talante, se miente.
7 comentarios:
En general todos los presidentes resultan afectos del famoso síndrome de la Moncloa. Pero lo sorprendente en el caso de Zeta es que a él "se le ha subido la Moncloa", que diría hoy Rajoy, en 4 años escasos.
Saludos
La vanidad le impide aceptar las críticas, por eso prefiere reconocer errores que no cree haber cometido, antes de que se los echen en cara los demás. Eso ya venía de serie, antes de aparecer por Moncloa. El es así. España es un hecho secundario para el circunflejo.
Sigue igual de inepto.
Pero si ahora gana la cosa será más grave: pues la gente votará a la ineptitud contrastada.
Te paso un meme.
Mañana probaremos de qué pié cojea
El poder le queda grande: no es lo suficientemente responsable para entender de tal término.
No s{e porqu{e no me deja hoy escribirte ning{un comentario.
Como no se si te ha llegado el anterior, te vuelvo a decir que tienes un meme en mi blog. A ver si hay suerte...
Por cierto, te comentaba que efectivamente no ha cambiado: sigue igual de embustero e inepto que lo era al principio de la legislatura.
Excelente entrada y es que tienes toda la razón en que el poder no le ha cambiado, siempre ha sido así.
Saludos
Publicar un comentario