viernes, 26 de diciembre de 2008

Cierre definitivo de El Gorrión

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Pues sí. Hasta aquí llegó la aventura de El Gorrión. Después de que un 12 de octubre de 2005 el último huevo de un nidillo construído con ramitas de amor a la libertad, a la justicia y a la nación, se abriera definitivamente dejando que el pajarillo hiciera volar sus deseos, sus ilusiones y sus ganas de picar, este gorrión verde alza su vuelo más allá de donde los gorriones suelen ascender.

No es que el Gorrión haya dejado de luchar ante las amenazas del cambio climático mental que vive hoy nuestra enferma, maniquea, pánfila y manipulable sociedad. Pero sí que está cansado, porque las flores fueron creadas para ser olidas y no comidas.

Quizás, el gorrión, ese pájaro del montón, un día sea visto de nuevo picando con más insistencia por alguna calle o algún balcón conocido, pero ahora le toca entonar un canto de despedida definitiva y emprender nuevos vuelos, porque la asiduidad y las ideas son valores que no pueden faltar en el mundo en el que el gorrión se mueve, y ya, cansado de precipitar, ha optado por ser digno y coherente. No había más vuelta de hoja.

Ahí quedan los archivos como prueba de que un día existió y otro expiró. Como todo en la vida. Y gracias a todos los amigos que se han encontrado a gusto en este nido el tiempo que las tormentas lo respetaron, los de aquí y los de allende los mares. Los nombres quedan aparte porque ellos y ellas saben quiénes son. Mi más sincero agradecimiento y recuerdo.

Fede

jueves, 25 de diciembre de 2008

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS Y CADA UNO

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Amigos, con la esperanza de la paz, llegamos un nuevo año a estas fechas, capricho para unos, fastidio para otros y alegría profunda para la mayoría. Porque, en el fondo, la Navidad está ahí, y se siente en lo más recóndito de nuestros corazones, más allá de las comilonas y los regalos que nos traen los Magos de Oriente. La Navidad, nuestra Navidad no es más que un paro en el camino cotidiano de la prisa y del "hasta luego", un pensamiento, una mirada certera hacia el interior de nuestras vidas. Un interior que alberga a Dios naciente, como el niño que está en el vientre de su madre a punto de inspirar su primera bocanada de aire. Porque Dios está ahí y eso, más allá de las luces de los escaparates, es lo que cada uno sabemos que está sucediendo, aquí y ahora. Y eso es lo que celebramos, precisamente que un Dios omnipotente, omnisciente y eterno se ha hecho uno de nosotros como uno de nosotros, en el ser más débil e indefenso, en un bebé recién nacido, como cuando nosotros, todos, fuimos bebés recién nacidos. Por eso la Navidad es para todos y lo es para cada uno. Todo un misterio éste de la Encarnación, en el que Dios va creciendo en nuestros corazones sin que seamos conscientes de ello, pero que en el fondo intuimos, necesitamos y nos hace estar felices.

Feliz Navidad para todos y para cada uno, sobre todo, para los que saben que algo va creciendo en su corazón pero aún no han descubierto qué es.